Rosario de la Serenidad
Rosario de la Serenidad
Antes de los misterios:
-
Me arrepiento
-
Padre Nuestro
-
Alma de Cristo
-
Gloria
-
Ave María
En cada misterio:
-
(Cuenta mayor): No juzgo, ni critico, ni protesto. Perdono, bendigo, intercedo, amo, confío.
-
Nada me inquieta; nada me preocupa.
-
Lo que pasa, es lo que tenía que pasar.
- Todo es para bien de los que aman a Dios.
-
Dios es Grande. Dios no cambia.
-
Dios me ama. Hágase su voluntad.
-
La kenosis todo lo alcanza.
-
La metanoia me transforma.
-
La teosis me diviniza.
-
Si a Dios tengo, nada me falta
-
Sólo Dios basta
Después de los cinco misterios:
-
Credo
Nota: Las afirmaciones de cada cuenta se pueden modificar según resulte más significativo para cada uno; en particular se pueden poner todas en primera persona (“no me preocupo”, “si tengo a Dios, nada me falta”, etc.) o en tercera persona como lo hizo Santa Teresa de Ávila (“nada te inquiete”, “quien a Dios tiene, nada le falta”...), etc.
Me arrepiento
Me arrepiento, Dios mío, de todo corazón, de no haberte amado más y no haber amado más a mis hermanos.
Me arrepiento sobre todo porque, pecando, ofendí a un Dios tan bueno, y tan grande, y que me ama tanto como Vos; que dio su vida por mí.
Me propongo firmemente no pecar más y, ayudado por tu gracia, evitar toda ocasión próxima de pecado.
Amén.
(o cualquier otra oración de perdón que uno prefiera)
Kenosis
Es el desapego total, principalmente el realizado por Cristo al dejar sus prerrogativas de Dios para hacerse un hombre débil (Fil 2, 5-11). Los hombres también debemos realizar nuestra kenosis despojándonos de todo apego a bienes puramente humanos, y todo rechazo y temor, dejándolo todo en manos de Dios.
Teosis
Es la divinización que realiza la gracia, la cristificación que realiza Dios en nosotros, la participación en la gloria de Dios, una visión de Dios. Se desarrolla cuando realizamos nuestra kenosis, que así se transforma en ganancia, como en el reverso de la kenosis de Cristo. Dios se hace hombre para que el hombre pueda ser Dios.